martes, 28 de septiembre de 2010

Yo abogo por una Ciencia Útil

La creación del mundo es un tema que atañe a las grandes mentes desde el inicio de la Ciencia y la Filosofía.

Es cierto que intentar conocer el inicio de nuestro Universo es una hazaña loable y admirable, pero ¿Cambiará algo?
La realidad que vivimos es una realidad llena de interrogantes y dudas, pero la aceptamos y vivimos en ella. La mayoría de la población mundial vive absorta en su presente. Vive feliz sin saber la realidad del suelo que pisan, sin conocer una definición meramente informativa de la materia oscura.

Aprender y conocer es algo necesario que mejore la calidad de vida. Los conocimientos difundidos a lo largo de la Historia han sido el fundamento para salir del oscuro pasado de la Tierra. Sin esos avances promovidos por los grandes filósofos, científicos y pensadores el mundo no hubiese pasado ni del dogmatismo del medioevo.

Esos grandes científicos descubrieron realidades necesarias para el entendimiento de la conciencia humana. Otras no tanto.
Así que intentar recrear el origen del Universo no modificará nuestra realidad, ya que son términos tan abstractos, tan difíciles de comprender con nuestra mentalidad que nos cuesta asimilar. Ni la sociedad posee los conocimientos, ni la mano científica los medios para reproducir el oscuro pozo que resulta ser el sinfín de interrogantes que giran elípticamente entorno a nuestro Universo y nuestra realidad humana.

Vuelvo a incidir en el pragmatismo de las acciones, en este caso de las Innovaciones; invertir en Ciencia útil para mejorar nuestra vida. Y si esa ciencia útil requiere de conocimientos más amplios y abstractos, tratarlos.
Y termino así, defendiendo una Ciencia práctica, que mejore el mundo, frente a una Ciencia abstracta y compleja reservada a una elite con conocimientos para interpretarlo.

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