domingo, 19 de septiembre de 2010

El Sainete del Camborio


Suenan castañuelas a modo de caballo. Rasga una guitarra en un fondo naranja.
Lo nocturno se acerca al cielo, y lo naranja se aparta, dejando danzar a su gusto a las maldades que en la oscuridad se atrapan.
Entra el primer guiñol con careta aceituna y bondadosa, crines largas y prodigiosas, brillantes más que la luna propia. Ropajes principescos. Presentamos a Antoñito el Camborio.
Entran cuatro guiñolescos más, con caras enfadadas, muecas de auténtico jabalí y puñales y troncos agitando el aire vil. Ellos vienen de Benamejí, movidos por la envidia y la tirria que es hostil.


NIÑO:
¡Voces de muerte sonaron
Cerca del Guadalquivir,
Voces antiguas que cercan
Voz del clavel varonil!

HOMBRE 1
¡Ven aquí primo!
¡Qué la luna te avisó!
Hartos estamos de tu belleza
Que oscurece la pereza
Y hace que parezca defecto varonil

HOMBRE 2
Esto te decimos primo,
Don Antonio Torres Heredia
De zapatos color carmesí,
Medallones de cuerno de elefante,
Y piel aceituna de olivar andaluz

ANTOÑITO:
¡Qué no será tan fácil,
matar a un Camborio,
Camborio de crin dura
Camborio de sangre febril.

NIÑO
Los guiñoles se abalanzan sobre Antoñito
Quien no puede resistir a las palizas
Que el puñal y la daga, que andan cual arlequín
Por su cuerpo y su cuello, cual toro antes de morir.

ANTOÑITO:
Que a mí no me acabáis así,
Que yo soy duro como el toro,
Que mi linaje me concede a mí…
Y yo soy digno de supervivencia
Que supere vuestro férreo mástil
Que puñal apodáis.


HOMBRE 3
Que es soez la prepotencia,
Que vos emanáis aquí,
Que no nos gusta la violencia,
Pero muerte hemos de darte aquí.

HOMBRE 4:
Porque muy fuerte es nuestra tirria,
Venganza que queremos contra ti,
Que tus primos de Benamejí
Son dignos al igual de rosa de mujer.

ANTOÑITO:
¡Ay Federico García,
Llama a la guardia civil!
Que aunque injusta también ella,
Puede salvar esbelta crin…

NIÑO:
Y entonces sale el arlequín,
Con sonrisa alegre y pelo peluquín,
Que asustado acude a ver el crimen…
El crimen fue en Granada,
Dijo más adelante un amigo,
Y se lo dedicaría
Al desdichado arlequín:
Federico García es el pobre aedo graciosín.

FEDERICO GARCÍA:
¡Oh, pobre Antoñín,
Que tan perfecto mozo,
La raza gitana había hecho de tí.
Belleza solana, educada bajo sol marroquí
Que la oscuridad de Morfeo,
Hoy la vida te quita a ti.
¡Ay, Antoñito el Camborio,
Digno de una Emperatriz!
Empieza a rezar a la Virgen
Que al contrario que la policía,
Ella luchará por tí…

HOMBRE 3:
Reza vil jinete,
Que la muerte espera convexa
En las campos del río
Con guadaña y capa negra.

HOMBRE 1
Reza a la Virgen,
Reza a Gabriel,
Reza al arlequín
O a quien te salga bien…
Con este rejón,
La muerte te auspicio a ti

HOMBRE 2:
¡Y yo con este te acerco a Les Elysees!

HOMBRE 4:
Muere ya con dignidad de eral,
Que sin salir a los ruedos
Vas a encamar…

HOMBRE 3:
Encamar en las nueves del cielo
Porque mi puñal te acaba de matar.

FEDERICO GARCÍA:
Pobre hombre que sin vida se queda,
Y los Ángeles atentos le atienden tristes
A orillas del Guadalquivir.

NIÑO:
Hay que Dios bien te guarde,
Que tus primos han escapado y descansan tranquilos en Benamejí,
Con los pies sobre el tablao y la lengua entre alcoholes
Que celebran tu muerte en su sierra del Albaicín…

FEDERICO GARCÍA:
Y recordad
¡Que voces de muerte cesaron
Cerca del Guadalquivir!..

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