Mi rostro envejecido de treintañero, maltratado por la vida y el alcohol, protagoniza y describe mi persona.
Mi carácter, tímido y meticuloso, hizo de mi, una persona lógubre y solitaria.
Mi personalidad oscura me ayudó a escribir, junto con mi manida soledad, los cuentos y relatos, que por fortuna, han pasado a la historia.
Profundidad y oscuridad en mis severos ojos, llega, en algunos casos a intimidar, pero en realidad, es el reflejo de la angustiosa vida y final que acarreo a mis cansadas espaldas.
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